Madres solteras: educación sin culpas
La culpa generalmente nos invade cuando hemos ido más allá de las normas aprendidas durante la convivencia con aquellos que queremos, por ejemplo, la familia. En la infancia crecimos viendo a mamá siempre atenta a nuestras necesidades, desde que abríamos los ojos hasta que nos íbamos a la cama por la noche; permanecía pendiente cada minuto de nuestro bienestar y educación, sin desatender en ningún momento las labores de la casa (trabajar fuera de ella era impensable), las peticiones del marido, ni las de los demás hermanos.
Sin embargo, en la actualidad aquel escenario del hogar tradicional conformado por padres e hijos ha dejado de ser predominante en México, y en su lugar vemos otros donde la responsable de la salud y bienestar de sus integrantes (además de ser el principal sostén económico), suele ser una mujer, independientemente de los motivos que la hayan llevado a esta circunstancia (entre los más frecuentes separación o divorcio).
Según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), proporcionadas en el Censo de Población y Vivienda 2010, en México de cada 100 hogares, 25 están a cargo de una mujer. Es natural, por tanto, observar que cada día crece el número de madres que sacan adelante a sus hijos sin la presencia cotidiana del padre. Quizá en principio no fue su deseo vivir esta situación, sin embargo la han asumido.
Comparar la “buena” educación que recibían los niños anteriormente, frente a lo que sucede con los pequeños en la actualidad, sobre todo si son hijos de madres solteras, complica la convivencia y salud mental de los involucrados, pues impide aceptar que la sociedad está cambiando y que las necesidades ahora son distintas. Cuando reconocemos este nuevo escenario, podemos dejar de sentirnos culpables, para pasar a ser responsables.
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